martes, 12 de septiembre de 2017

El Peligro de La City Londinense

El peligro de La City

Parece que las vacaciones son el momento adecuado para dedicarse a leer novela ‘ligera’; adjetivo que uso sin ninguna intención calificadora. 

Pero como no tengo remedio, hace ya años que uso mis veranos para leer ‘no ficción’, y más concretamente un tipo de libros que consiguen que acabe mis vacaciones particularmente preocupado y pesimista. Y vuelvo al blog deseando compartir esa desazón, y que Uds me acompañen en la zozobra. De nada.
Uno de los libros fue “Entre tiburones” (2016), del periodista y antropólogo holandés Joris Luyendijk, que supone un fabuloso trabajo de dos años de entrevistas a trabajadores de La City de Londres (de diferentes niveles y especialidades) para tratar de entenderles, de saber cómo son quienes trabajan en los grandes bancos que dirigen el mundo.
Un libro muy revelador del que extraer muchas enseñanzas. 
Hoy les quiero hablar de una de ellas, aprovechando que en estos días se cumplen 9 años de la quiebra de Lehman Brothers, el punto culminante de la crisis financiera de 2008.
Por cierto, la conclusión es… que no nos pase ná.
El libro de Luyendijk da para mucho: establece distintas personalidades de trabajadores de la banca, desde psicóticos que viven al margen de la realidad –la minoría– hasta gente normal que vive en su burbuja y solo pretende permanecer en el rebaño –la mayoría– porque fuera hace más frío. Así prescinden de preguntarse sobre el bien o el mal; o lo relativizan.
Toda esa gente, o al menos unos cuantos de los que hablaron con Luyendijk, se quedó de piedra cuando el 15 de septiembre de 2008 Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión de Estados Unidos, se declaraba en quiebra tras 158 años de actividad. Había sobrevivido a dos guerras mundiales y al crack de 1929, pero no pudo con las hipotecas subprime.
Los telediarios enseñaban imágenes de los trajeados empleados del banco con sus pertenencias en cajas de cartón dirigiéndose a la puta calle, y hablaban de una crisis financiera enorme que iba a tener repercusión mundial.
Trabajadoras abandonando la sede de Lehman Brothers. AP Photo_Louis Lanzano
En ese momento, mientras el común de los mortales estábamos un poco preocupados, los trabajadores de La City estaban en pánico, tal como le confiesan al periodista holandés. Le relatan escenas de compañeros con la vista fija en las pantallas durante un buen rato, paralizados sin saber qué hacer. Muchos lo recuerdan como el peor momento de sus carreras.
Escribe Luyendijk: “La cosa se puso tan mal que algunos llamaron  a sus familiares: ‘saca todo el dinero que puedas del cajero automático’, ‘corre al supermercado a comprar comida’, ‘compra oro’, ‘prepara las cosas para llevarte a los niños al campo’”. Uno de sus confidentes mas curtidos le dijo: “Daba terror colega. No miedo de película, sino del de verdad”.
Escribe Luyendijk
…muy poca gente fuera de los círculos financieros es siquiera consciente de que en 2008 el mundo tal como lo conocemos estuvo a punto de desaparecer. Es lógico: los que vieron la amenaza no tenían ningún interés en desatar el pánico hablando públicamente de ella. Prudente hasta extremos casi sobrenaturales, el expresidente del Consejo Europeo Heman van Rompoy esperó hasta 2014 para reconocer en una entrevista que seis años antes habíamos estado ‘a pocos milímetros de una total implosión’”.

Puede pasar cualquier cosa

El problema es que quienes estaban dentro del sistema financiero eran mucho más conscientes del peligro porque saben que no hay nadie al volante.
Por un lado, mientras sigan lloviendo billetes que no pare la música. Los reguladores que no miraban para otro lado eran ninguneados. 
Por otro, los algoritmos detrás de muchos productos financieros son incomprensibles para la mayoría de mortales, incluyendo los directores de los bancos de inversión –y, por supuesto, los políticos– que solo detectan el problema cuando les estalla en la cara. 
Y al final, tanto unos como otros saben que acabaremos pagando nosotros, incapaces de reaccionar a que nos roben una y otra vez.
Por eso aquel día entran en pánico. Saben que están al borde de un colapso financiero global, ven ante ellos el consiguiente colapso social y solo pueden confiar en la suerte, ya que no hay nadie que pueda detenerlo. ¿Qué pasará si los cajeros ya no dan dinero, el comercio se detiene y se corta el abastecimiento de alimento en las grandes ciudades?
No son capaces de saberlo. 
La sensación general en la mayoría de entrevistados, dice el periodista holandés, es que esquivamos una bala, que estuvimos al borde de un desastre mucho mayor. Pero lo más inquietante es que en realidad no sabemos qué hubiera podido pasar.
Aunque aún más inquietante es ver que no hemos aprendido nada, ¿podremos esquivar la próxima bala? 
Porque, como nos dice Luyendijk, aparte de algunos parches de escaso calado, la cosa sigue igual. “Los incentivos perversos que constituyen la base del sector financiero siguen siendo los mismos”, añade el holandés.

El Flash Crash, otro aviso

El caso es que el 6 de mayo de 2010 tuvimos otro ejemplo de lo que son capaces de hacer los mercados financieros. 
Probablemente no lo recuerden, ya que se llevó con toda la discreción posible en estos casos.  
Se conoció como el Flash Crash. En un instante el índice Dow Jones cayó un 9%, cerca de 1000 puntos.
¿Qué estaba pasando? En solo 5 minutos un robot mediante un algoritmo lanzó automáticamente la orden de venta de 75.000 contratos de futuros. A una velocidad a la que ni siquiera daba tiempo de entender lo que estaba pasando y por qué el valor de las acciones se desplomaba, provocando cierto pánico.
Aunque esta vez la histeria duró poco –a los 20 minutos el valor de las acciones se recuperó y el mercado de capitalización perdió ‘sólo’ un billón de euros– se había provocado la mayor oscilación en la historia del Dow Jones desde el crac de 1987.
Tras varias investigaciones se encontró un culpable, un tal Navinder Singh Sarao, que operando desde Londres había desarrollado un software para alterar automáticamente el mercado de futuros, generando grandes órdenes de venta que hacían caer los precios en picado para comprar y luego vender cuando subieran. 

Se dice que con esta práctica, durante múltiples sesiones, había llegado ganar unos 40 millones de dólares.
Y también se dice que pese a encontrar a un culpable, no pudo ser el único que causara tal agujero en Wall Street. La clave está en los numerosos robots que operan en bolsa hoy día. 
La negociación bursátil de alta frecuencia, como se conoce técnicamente a esta práctica, significa ya el 40% en Europa y el 55% en EE.UU. O sea, la mitad del dinero que se mueve en las respectivas bolsas se lo juegan las máquinas, con lo que es difícilmente controlable por la inteligencia humana.
Las máquinas solo funcionan con criterios matemáticos, a corto plazo. No hay reglas morales, ni consecuencias, ni miedo. 
Las máquinas son capaces de hundir mercados antes de que los humanos puedan entender qué está pasando ante el baile de números en sus pantallas.
Si los “incentivos perversos” generan un sistema y unas inercias difíciles de corregir en operadores humanos, la expansión de robots jugando con nuestro dinero puede llevarnos a un punto en el que solo quede sabercuándo va a saltar la banca.
Siento volver así de mis vacaciones. Soy consciente de que, tal como titula Luyendijk uno de sus capítulos, “nadie quiere a los profetas de la fatalidad”. Pero qué le voy a hacer, no tengo remedio.

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Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro