martes, 12 de septiembre de 2017

RECOMENDADO - Cataluña, la UE y el euro – ¿Qué pasaría en caso de independencia?

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Cataluña, la UE y el euro ¿Qué pasaría en caso de independencia?

Por Vincent Brousseau y François Asselineau
Traducido por Alexandre García
Este dossier importante y novedoso ha sido concebido y redactado principalmente por Vincent Brousseau, responsable nacional de la UPR (www.upr.fr)  para cuestiones monetarias, salida del euro y adopción del franco. François Asselineay contribuyó al mismo para las partes 2 y 3 y para la revisión general de conjunto.  
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Las autoridades de la Generalitat de Cataluña anunciaron la organización, para el 1 de octubre de 2017, de un nuevo referéndum sobre la independencia de Cataluña. 
Las autoridades centrales de Madrid avisaron a las autoridades catalanas contra tal referéndum, especificando que estaría prohibido al ser inconstitucional.
Aún es muy pronto para saber si tendrá lugar este referéndum, pese a la prohibición. Más arriesgado aun es saber si esta “independencia” podría producirse. 
Pero ya que gobernar es prever, no es demasiado pronto para reflexionar sobre lo que supondría para Cataluña y para el euro.
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Introducción: ¿Qué pensar de la “independencia” de Cataluña?

Las opiniones difieren acerca de la voluntad real de los independentistas catalanes de llevar a buen término el proyecto de independencia.
Algunos piensan que éste es realmente su objetivo. Otros piensan que el objetivo de las autoridades “independentistas” catalanas es más bien conservar un poder regional en provecho propio el mayor tiempo posible, y no hacer de Cataluña un Estado-nación soberano. Al persistir en el objetivo de la independencia, se asegurarían así el apoyo de los electores para luego ser reconducidas regularmente hacia el poder regional.
En estas condiciones, si el referéndum del próximo mes de noviembre se celebra –cosa que no es segura– y si este referéndum arroja un resultado ganador para los independentistas –cosa que aun es más incierta, pues los últimos sondeos dan el “no” como claramente ganador , la independencia podría no convertirse en una realidad concreta y quedar como algo simbólico y un elemento de retórica.
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Sean cuales sean las opiniones, todo espíritu científico, político o lógico debe no obstante considerar todas las hipótesis, y por lo tanto estudiar lo que podría ocurrir si la independencia de Cataluña llegase realmente.
Resulta entonces que ello supondría un problema monetario bastante delicado para Cataluña. 
Curiosamente, es una cuestión que no se aborda en ningún medio ni por ningún dirigente político europeo.
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1.– Un problema desconocido: el impacto de la “independencia” sobre la pertenencia de Cataluña al euro

La posición de principio es la siguiente: los independentistas afirman que Cataluña permanecerá en el euro. Y punto.
Pero no explican mediante qué arte de magia.
Sin embargo, esto no es posible, por motivos que detallaremos más adelante.
Lo que puede ocurrir es que Cataluña sea “euroizada”. Es decir, que utilice el euro como moneda nacional, pero sin formar parte de la zona euro, como es el caso en dos países de los Balcanes: Montenegro y Kosovo.
Tal situación sería bastante molesta para Cataluña, en particular porque su sistema bancario se vería privado del acceso al refinanciación por el Eurosistema, cosa que para una economía avanzada de este tamaño sería un gran inconveniente.
Ofreceremos más adelante una solución alternativa, que apenas es algo mejor y que deja subsistir este inconveniente, sin duda inevitable a partir del momento en que es reconocida la independencia de Cataluña, o al menos deja de ser generalmente reconocida la pertenencia de Cataluña a España.
Pero ni esta solución –que llamaremos “semi-euroización”–, ni la “euroización” en el sentido “ordinario” de la palabra, resultan ser satisfactorias, por lo que es probable que una Cataluña independiente se vería obligada, a medio plazo, a introducir una divisa nacional catalana.
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Otro problema desconocido: el impacto sobre la deuda española

No hablaremos de la distribución de la deuda de Estado entre Cataluña y la España remanente, aunque esta cuestión sea muy legítima. Pero de todas maneras convendría plantearse, desde el principio mismo de la independencia, la cuestión de la cuota catalana en la deuda del Banco de España hacia el Eurosistema, lo que en artículos anteriores he llamado “prima de salida”.
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Debido a la existencia de esta deuda del Banco de España, y del hecho de que parte de ella es de origen catalán, un hipotético banco central catalán heredaría desde su mismo nacimiento una deuda hacia el Banco de España. 
Es posible que las autoridades catalanas no quieran verlo. Pero no puede caber duda de que los dirigentes de la España remanente lo verán, y que se encargarán de recordárselo…
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2 – El euro ofrece a España medios de presión sobre el sistema bancario en Cataluña

La situación que surgiría en el caso de una declaración de independencia sería probablemente la siguiente:
  1. Cataluña declara su independencia,
  2. Madrid no reconoce esta independencia,
  3. Cataluña confirma su pretensión de permanecer en la UE y en el euro.
Cada parte contendiente atacará a la otra con argumentos jurídicos, ataques cuyo resultado es muy difícil de prever. No es el objeto de este artículo. 
Sin embargo, algunas palabras al respecto: se puede prever que la legitimidad y la legalidad del referéndum serán cuestionadas, como ya ocurrió en 2014, cuando se celebró el primer referéndum –prohibido por Madrid, pero que se organizó de todas formas en condiciones esperpénticas y sin ninguna fiabilidad.
Debido a que el gobierno central de Madrid –y la Corte Suprema española– ya han proclamado la ilegalidad de esta consulta electoral, podrán argumentar que los electores favorables al mantenimiento de Cataluña en España se habrán abstenido. 
También podrán hacer valer que no hay una lista electoral fiable, una realidad objetiva relacionada con el hecho de que la nacionalidad catalana no está hoy formalmente definida. 
¿Quién estaría legitimado para votar? ¿Un español originario de Castilla o Extremadura, pero instalado en Barcelona, tendrá derecho a votar? 
¿Un español nacido en Cataluña pero viviendo en Galicia o Canadá tendrá derecho a votar? Nos podemos imaginar el embrollo.
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Pero el hecho de que Cataluña permanezca o no permanezca en el euro está condicionado por cosas diferentes al resultado de esta batalla político-jurídica. La pertenencia al euro depende de condiciones de orden práctico. Y éstas suponen un problema.
Para discernir este problema, hay que empezar por hacerse la siguiente pregunta: ¿Cómo se obtienen euros?
Técnicamente, solo se posee una determinada moneda de dos maneras: poseyendo billetes físicos, o poseyendo una cantidad de esta moneda en una cuenta bancaria.
En el segundo caso, es necesario que el banco en el que tenemos una cuenta sea:
  • un banco central que tenga la facultad de emitir moneda, o
  • un banco comercial que tenga una cuenta en dicho banco central, o
  • un banco comercial que tenga una cuenta en otro banco, que a su vez tenga una cuenta en dicho banco central,
  • y etcétera.
En resumen, siempre es necesario que el banco en el cual se posea una cuenta esté ligado, de manera directa o indirecta, a un banco central (que tenga el poder de emitir la moneda en cuestión).
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Cataluña está actualmente en la zona euro porque los bancos comerciales residentes en Cataluña poseen una cuenta corriente abierta en un banco central que es miembro del eurosistema: en este caso se trata del banco central español, llamado Banco de España.
El imponente edificio que alberga el Banco de España, el banco central español, situado en el centro de Madrid, en la Plaza de la Cibeles. Existe un banco central en España, que forma parte del eurosistema. 

No existe un banco central en Cataluña, he aquí el Talón de Aquiles de los “independentistas” catalanes.

Esto es lo que se llama “current accounts” en la nomenclatura del BCE.
El hecho de poseer esta cuenta es necesario para que los bancos comerciales instalados en la región de Cataluña:
  1. puedan acceder a las operaciones de refinanciación del Eurosistema (y por lo tanto poder aprovisionarse en euros),
  2. puedan proveerse en billetes de euro (gracias al débito de esta cuenta) o devolverlos al sistema (cosa que es abonada por esta cuenta),
  3. puedan efectuar giros en la zona euro o recibirlos, cosa que pasa por el sistema “Target2” y se ve reflejada en el saldo acreedor o deudor de esta cuenta.
Si estas posibilidades de naturaleza concreta y práctica viniesen a desaparecer, entonces Cataluña ya no estaría en la zona euro desde un punto de vista concreto y práctico. 
Y esto sería así pese a que el resultado de la batalla política y jurídica aún sería incierto en ese momento.
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No obstante, como hemos dicho anteriormente, estas posibilidades requieren que los bancos comerciales instalados en la región de Cataluña tengan una cuenta corriente abierta en un banco central que sea miembro del Eurosistema. 
A día de hoy, para ellos este punto de entrada es el Banco de España. Pero no podría ser un banco central catalán, ya que, tanto por la presión de Madrid como por sus propias reglas, el Eurosistema se negaría a integrarlo.
Existe un banco central en España, que forma parte del Eurosistema. Pero no existe banco central en Cataluña. 
He aquí el talón de Aquiles de los “independentistas” catalanes.
Dicho esto, conviene observar que los bancos centrales nacionales del Eurosistema solo pueden abrir una cuenta a un banco comercial si dicho banco comercial reside en su país.
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Si, por lo tanto, España se viese en la situación de admitir que Cataluña se ha convertido en un país extranjero, los bancos comerciales instalados en la región de Cataluña convertida en “Estado catalán” perderían sus cuentas en el Banco de España. Pasarían a realizar operaciones en euros, pero ya no tendrían cuentas ligadas al Eurosistema.
La Cataluña “independiente” se vería entonces en la situación de Montenegro o Kosovo, los dos Estados que han adoptado el euro unilateralmente (sin acuerdo con la zona euro como el que existe con Andorra, Mónaco, el Vaticano, etc.). 
Se trata de una situación de subordinación monetaria completa que se llama “euroización”.
Lo mismo ocurriría probablemente si España considerase que la región de Cataluña siguiese formando parte del territorio nacional, pero que estaría gobernada de facto por un poder ilegítimo y rebelde contra su soberanía.
En este caso, España podría imponer medidas de represalia contra las autoridades catalanas, consideradas rebeldes por ella. 
Y notablemente, medidas que tienden a restringir el uso de las cuentas de los bancos catalanes en el Banco de España: por ejemplo, podría anunciar la congelación o el cierre de las cuentas, o la imposición de tarifas especiales y/o prohibitivas.
Símbolo de riqueza y potencia planetaria, este globo color oro está colocado de manera simbólica en la cima de la sede madrileña del Banco de España. Los dirigentes de este banco central podrían poner serias trabas al funcionamiento del sistema bancario en Cataluña si sus dirigentes proclamasen la independencia.
Aunque no lo hiciese, España podría perfectamente agitar esta amenaza como una espada de Damocles, ejerciendo una presión continua sobre el gobierno rebelde catalán.
Cierto es que el ejemplo de la provincia secesionista de Taiwán, aún considerada parte integrante de China por Beijing, dura desde hace ya 68 años. 
Pero es francamente poco probable que podamos ver tanta paciencia en nuestros vecinos al sur de los Pirineos. 
Al cabo de algunos meses, algunos años como mucho, la ficción jurídica dejaría lugar a la realidad de los hechos: o la provincia irredenta de Cataluña habrá regresado rápidamente en el seno de España bajo el efecto de las amenazas, o Madrid se verá obligado a hacer realidad sus amenazas para no perder toda credibilidad.

3 – Como todo nuevo Estado independiente, una Cataluña independiente partiría de cero en términos internacionales

En la región de Cataluña, como en el resto de España, como en Francia, y como en todos los países de la zona euro que se hunden en la catástrofe económica (incluyendo Grecia…), los medios de comunicación han conseguido, por desgracia, a hacer creer a la mayoría de las poblaciones que sería mucho más grave salir del euro que quedarse en el euro. 
La tragedia continúa y se agrava.
Por consiguiente, prefiriendo la demagogia a la verdad –como varios partidos de la supuesta “oposición” en Francia– los dirigentes independentistas catalanes afirman alto y fuerte que la Cataluña nuevamente “independiente” seguirá siendo miembro de la UE y la zona euro.
Este es el proyecto político-económico que presentan a sus electores para tratar de obtener un máximo de votos en el referéndum sobre la independencia.
El problema, es que sencillamente no es posible. Ni políticamente, ni jurídicamente.
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Examinemos el por qué.
Ante todo, hay que ser conciente de que, si la región Cataluña proclamase su independencia, y si esta independencia fuese reconocida por los demás Estados miembros de la UE, el nuevo Estado constituido partiría desde cero desde el punto de vista internacional.
Al no ser firmante de ningún tratado, ya que este Estado acabaría de nacer, ya no sería miembro de ninguna organización internacional. 
Tendría entonces que emprender toda una “carrera de obstáculos”, notablemente seguir los estrictos procedimientos de admisión existentes en todas las organizaciones internacionales. 
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Una Cataluña independiente tendría que hacer exactamente lo mismo que tuvieron que hacer todos los Estados nuevamente independientes surgidos de la dislocación de los imperios coloniales en los años 60-80 o de la URSS en los años 90: petición de admisión en la ONU, en la OMS, en la UNESCO, en la OMC, etc.
Lo mismo pasaría con la pertenencia a la UE y la Eurozona, que también son organizaciones internacionales. 
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Guste o no a los catalanes “independentistas pro-UE”, la realidad es que por mucho que se examinen por todos los lados los ejemplares oficiales de los tratados europeos, en ningún lugar se encuentra la menor firma de un plenipotenciario catalán que actúe por cuenta de un Estado catalán independiente. 
Porque el hecho es incuestionable: 
este Estado no existía cuando estos tratados fueron negociados, luego firmados y después ratificados.
En resumen, en el mismo instante en que la región catalana salga jurídicamente del Estado español para convertirse en un “Estado catalán” independiente, también saldría jurídicamente de la ONU, de la OMS, de la UNESCO, etc., así como de la UE y del euro.
Para cumplir con los compromisos electorales de los independentistas catalanes, una Cataluña independiente tendría por lo tanto que solicitar su adhesión a la UE y al euro.
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4 – En términos previsibles, uno no imagina cómo una Cataluña independiente podría adherir a la UE

En lo que respecta a la Unión Europea, la admisión de un nuevo Estado soberano en la Unión está sometida a un procedimiento que es el mismo para todo el mundo, y que es bastante largo.

Los tratados no prevén ningún procedimiento particular para el caso de una región que ha hecho secesión de un Estado miembro y que desee adherir a la UE.

No hay ninguna razón objetiva para imaginar que se pueda hacer una excepción para nuevos Estados surgidos de una secesión de un Estado miembro. Estrictamente hablando, nada está previsto para ello en los tratados europeos.
Para que tenga lugar este procedimiento inmediato de admisión de una antigua región de un Estado miembro que se ha vuelto independiente, haría falta empezar primero por modificar los tratados en este sentido. 
Cosa que en sí misma ya sería un procedimiento muy largo, pero que además implicaría conseguir la unanimidad de los Estados miembros, incluyendo el Estado que ha sido amputado por la secesión en cuestión.
En el caso que nos ocupa, haría falta que España acepte por lo tanto modificar los tratados para hacer realidad de inmediato la admisión de la Cataluña independiente. 
¡Lo cual viene a decir que las autoridades de Madrid deberían facilitar considerablemente la estrategia electoral de los independentistas catalanes! 
Obviamente, esta posibilidad está totalmente descartada.
Los tratados actuales manteniéndose inalterados, Cataluña como Estado soberano no podría obtener su adhesión a la Unión Europea de manera diferente a los demás Estados que la obtuvieron antes que ella, es decir respetando el procedimiento normalizado.

¿Este procedimiento podría ser acelerado?

A pesar de todo, algunos independentistas catalanes imaginan que este procedimiento podría ser acelerado en gran medida amparándose en el hecho de que el territorio catalán forma parte actualmente de la UE. ¿Qué tenemos que pensar de esto?
Es cierto que, a diferencia de los países del Este por ejemplo, la Cataluña independiente no tendría que afrentar grandes dificultades para su homologación a nivel jurídico, puesto que ya aplica actualmente las normas europeas en todos los terrenos, debido a su pertenencia a la UE.
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La famosa “recuperación del derecho comunitario” –que requiere que un nuevo Estado transcriba el derecho europeo en su propio derecho nacional bajo la forma de decenas de miles de páginas de textos de naturaleza legislativa o reglamentaria– es una de las principales razones por las cuales el procedimiento de adhesión a la UE lleva varios años. 
Ello se hace bajo la estrecha vigilancia de los funcionarios de Bruselas, de manera metódica, tras las decisiones de “conferencias intergubernamentales” que deciden abrir “capítulos”, uno detrás de otro.
Para obtener más información sobre este procedimiento harto fastidioso de adhesión a la UE, el lector puede remitirse a la descripción resumida que hace la página web de la representación francesa ante la UE (ver aquí), notablemente sobre los procedimientos relativos a Islandia, Montenegro y Turquía. 
Se observará con sorpresa que la página web de la representación francesa no está actualizada en lo que respecta a Islandia, puesto que no menciona que el gobierno de Reykyavik renunció el 13 de marzo de 2015 a la adhesión de Islanda a la UE.
No obstante, un procedimiento de adhesión no se limita a la única cuestión de la “recuperación del derecho comunitario”. A ello también se añaden otras cuestiones de naturaleza organizativa y política.
Se puede citar –como ejemplo– la fijación del número de diputados catalanes en el parlamento europeo. 
Esta cuestión puede parecer muy secundaria, pero supondría un enorme rompecabezas político-jurídico, como todo lo que toca al reparto del poder entre países de la UE.
El artículo 14 del Tratado sobre la Unión Europea (TUE) fija en efecto tres cantidades muy precisas al respecto, a saber:
  • que el número total de diputados al parlamento europeo es de 751;
  • que ningún Estado (por muy grande o muy poblado que esté) puede tener más de 96;
  • que ningún Estado (por muy pequeño o poco poblado que esté) puede tener menos de 6.
En cambio, el artículo 14 no fija el reparto exacto de los diputados entre Estados y se limita a dejarlo en manos de la decisión de los jefes de Estado y de gobierno reunidos en Consejo Europeo, que deben adoptar el reparto… ¡por unanimidad! 
(“El Consejo Europeo adopta por unanimidad, por iniciativa del Parlamento europeo y con su aprobación, una decisión que fija la composición del Parlamento europeo, en el respeto de los principios apuntados en el  primer párrafo”).
Por los motivos expuestos anteriormente, es ilusorio imaginar que se pueda obtener la unanimidad de los Estados miembros de la UE para abrir esta caja de Pandora y modificar el artículo 14 del TUE, por lo tanto para modificar el número total de 751 diputados y la franja 6 – 96 diputados. 
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Si Cataluña lograse la independencia y fuese admitida en la UE, haría falta concederle un número de diputados que necesariamente sería tomado del contigente atribuido a uno o varios Estados miembros. ¿Pero cuál?
Siguiendo la lógica, una Cataluña independiente, con alrededor de 7,5 millones de habitantes, debería tener al menos el mismo número de diputados que Bulgaria (7,2 millones de habitantes), que tiene 17 actualmente.
Siguiendo la lógica también, la creación de estos 17 puestos de diputados catalanes tendrían que hacerse en detrimento de España (46,4 millones de habitantes) que cuenta con 54 diputados desde el tratado de Lisboa. 
Esto haría pasar a España de los 54 a los 37 diputados europeos. Sabiendo que toda modificación del reparto de diputados entre Estados debe ser adoptada por unanimidad, y debe notablemente obtener el acuerdo de España, podemos imaginar que Madrid opondría inmediatamente un veto.
Pero el galimatías no se detiene aquí, porque amputada de Cataluña, España caería a los 38,9 millones de habitantes, es decir al nivel de Polonia (38,5 millones). Una Polonia que dispone de 51 diputados en el parlamento europeo. 
Aunque el gobierno de Madrid acabe entrando en razón aceptando la independencia de Cataluña y la concesión de un contingente de 17 diputados a una Cataluña independiente, no habría en cambio ninguna razón objetiva por la cual la España amputada no tenga más que 37 diputados para 38,9 millones de habitantes, mientras que Polonia conservaría 51 diputados para 38,5 millones y que Rumanía conservaría 32 diputados para 19,9 millones de habitantes (es decir casi el mismo número de diputados para una población la mitad menos numerosa que la España remanente).
Como podemos observar, lejos de ser un asunto que solamente que atañe solamente a España, la concesión de un contingente de diputados europeos a la Cataluña independiente conllevaría una revisión del número de diputados concedidos a Polonia o Rumanía, que a su vez pondrían en tela de juicio el número de diputados concedidos a tal o cual otro país. 
Como un efecto dominó, se derrumbaría toda la estructura de reparto de los diputados entre Estados miembros, siento particularmente el umbral mínimo de 6 diputados para los Estados menos poblados lo que se volvería intolerable. Inexorablemente, haría falta considerar una revisión del TFUE, con todos los riesgos inherentes a la menor modificación…
Otras encrucijadas surgirían a cada paso: ¿cómo crear un puesto de Comisario europeo catalán? ¿Qué cartera darle, o mejor dicho qué competencias retirarle a otro Comisario? ¿Cuántos funcionarios catalanes haría falta contratar para llenar los pasillos de la Comisión Europea? ¿Qué atribuciones darles? Etc.
Pero todo esto no sería nada en comparación al problema nº1 – que domina y precede a todos los demás – que constituye la posición de España con respecto a la solicitud de admisión por parte de Cataluña.
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El problema que domina a todos los demás: el veto de Madrid

En el momento actual, y sin que haya un cambio previsible, no cabe duda de que las autoridades españolas, que se oponen categóricamente a todo referéndum de autodeterminación en Cataluña – cosa que es contraria a la Constitución española – se opondría con la misma determinación a toda solicitud de admisión de Cataluña en la UE. 
Y resulta que esta oposición tendrá carácter de veto porque toda adhesión debe reunir la unanimidad de los Estados miembros.
Frente a este callejón sin salida, los independentistas catalanes vigilan atentamente la evolución de la saga escocesa, con la esperanza de que la UE – queriendo “castigar” al Reino Unido por haber optado por el Brexit – propondría a Escocia una adhesión inmediata, o al menos acelerada, a la UE. 
La esperanza es que la Cataluña independiente podría entonces valerse del mismo privilegio.
Sin embargo, esta esperanza parece muy vana:
  • por una parte porque se ha alejado la perspectiva de una independencia de Escocía: el referéndum sobre la independencia de Escocia del 18 de septiembre de 2014 se saldó con un “No” claro (55,3% de los sufragios); y el Partido Nacional Escocés (SNP), principal partido independentista, ha retrocedido seriamente durante las últimas elecciones generales del 8 de junio de 2017, pasando de 1.450.000 votos a 977.000 y de 59 diputados a 35.
  • por otra parte porque la comparación entre ambas situaciones es falaz: debido al Brexit actualmente en curso, el Reino Unido ya no podrá bloquear ninguna decisión de la UE , y en particular ya no podrá oponer su veto a la solicitud de adhesión de una muy hipotética Escocia independiente. España, en cambio, no está en la misma situación, y no parece haber a corto plazo un proyecto ganador de “Spexit”. Por lo tanto, España mantiene toda la facultad de oponer un veto a la adhesión de una hipotética Cataluña independiente.
Nótese de paso que Madrid también podría oponer su veto a la adhesión de una Escocia independiente – o anunciar desde ahora mismo que lo haría. 
No solamente esto ayudaría a Londres con respecto a la cuestión de los independentistas escoceces, que también prometen a sus electores quedarse en la UE, sino que además esto impediría que el caso escocés pueda volver como efecto bumerán sirviendo  de jurisprudencia para el caso catalán.
En resumen, no vemos de momento de qué manera un Estado catalán independiente podría adherir a la UE. 
El punto muerto sólo podría ser superado si el gobierno de Madrid cesara de oponer su veto. 
Pero para ello haría falta sortear la decisión de la Corte Constitucional española y también haría falta que la configuración de las fuerzas políticas españolas permita augurar la posibilidad de tal cambio.
Esto no parece plausible a corto plazo, porque incluso el muy europeísta Podemos, inspirado del movimiento de los “indignados”, cercano a Tsipras y a Mélenchon, y alabado por Washington, aunque habiéndose declarado a favor de un referéndum sobre la independencia de Cataluña, se ha opuesto no obstante a esta independencia
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5 – El punto muerto también parece completo en lo que respecta a la adhesión de Cataluña al euro

En lo que respecta al euro, la participación oficial en el euro está reservada a los Estados miembros de la UE.
La inclusión de un banco central catalán en el Eurosistema implicaría:
  • que se cree dicho banco central de Cataluña; esto en sí mismo no es muy difícil, de hecho, se hizo en su momento para Luxemburgo;
  • que la Cataluña independiente sea un Estado miembro de la UE, cosa que, como acabamos de ver, es algo inaccessible a corto-medio plazo;
  • y finalmente que la Cataluña independiente pase por la fase del “mecanismo de tipo de cambio europeo” (MCE II) que debe durar al menos dos años,
  • lo que supondría la existencia de una divisa catalana durante estos dos años.
¿Puede Cataluña solicitar una exención de estas condiciones arguyendo el motivo de que ya tiene el euro?
Aquí también, nos encontramos con los mismos obstáculos, es decir, la letra impresa de los tratados, y la mala voluntad, eso es una certeza, de España.
Por lo tanto, parece que una Cataluña independiente se vería desprovista de los medios que permiten una adhesión inmediata a la UE y al euro.
Esto quiere decir que los electores que votaron por la independencia verían sus aspiraciones frustradas en caso de que la opción independentistas sea la ganadora, al menos en lo que respecta al mantenimiento de Cataluña en la UE y en el euro prometido por los dirigentes independentistas.
Pero también quiere decir que el destino de las cuentas corrientes de lo bancos catalanes en el Banco de España estaría sellado. 
Aunque quisiera, el Banco de España no tendría derecho a mantenerlas, a menos que se mantenga la ficción jurídica (de tipo “Taiwán, parte de China”) de una Cataluña no independiente.
Por consiguiente, una Cataluña independiente iría hacia una euroización.
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6 – ¿Una Cataluña independiente sería euroizada?

Partiendo de la hipótesis de que Cataluña haya votado a favor de la independencia y la haya proclamado oficialmente, la euroización plantea tres preguntas:
¿Cómo podrían concretamente los catalanes poseer euros?
¿Cómo el sistema bancario catalán podría refinanciarse en euros?
¿Cómo podrían concretamente obtener billetes de euros?
La posesión de euros, lo hemos dicho, se puede hacer por medio de la obtención física de billetes o la posesión de una cuenta bancaria en un banco que tenga a su vez una cuenta bancaria, y así sucesivamente, hasta que al final de la cadena haya un banco central miembro del Eurosistema.
Por ejemplo, un cliente del BNP (Banco Nacional de París) posee una cuenta en el BNP que a su vez tiene una cuenta en el Banco de Francia, que es miembro del Eurosistema. 
He aquí un ejemplo bastante sencillo. Un cliente de un banco montenegrino tiene un cuenta en este banco montenegrino, que a su vez tiene una cuenta en un banco comercial localizado en la zona euro, y que a su vez tiene una cuenta en el banco central de sus país, que es miembro del Eurosistema.
En un principio, el eslabón intermedio del banco correspondiente puede ser sustituido por el banco central de Montenegro, ser sustituido por el banco central de Montenegro, si existen acuerdas que permitan a este último el poder tener una cuenta en uno de los bancos centrales del euro (cosa que, salgo error por mí parte, no ocurre). Esto ya es algo menos sencillo.
¿Cómo hacen hoy los catalanes? Tienen una cuenta en un banco comercial catalán que a su vez tiene una cuenta en el Banco de España, que es miembro del Eurosistema.
¿Cómo harían después de la independencia, cuando los bancos catalanes ya no tendrían un cuenta en el Banco de España, por los motivos anteriormente expuestos?
Haría falta que estos bancos catalanes hayan encontrado bancos extranjeros, en la zona euro –entonces serían sus bancos corresponsales– , o fuera de la zona euro, pero estas tendrían que disponer de una sucursal en la zona euro.
La solución más evidente parece ser la utilización para este fin de sus propios bancos corresponsales establecidas en la España  remanente, si es que tienen, o crearlas rápidamente si no las tienen.
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En cualquier caso, el recurso al sistema de los bancos corresponsales es mucho más incómodo, más arriesgado y más costoso. 
Hace que surjan rigideces, bajo la forma de un suplemento de días hábiles bancarios para cada transacción transfronteriza. Pese a todo, Cataluña podría vivir con eso.
Pero la segunda cuestión es aún más problemática.
Actualmente, el sistema bancario catalán se refinancia en euros por medio de las operaciones de política monetaria del Eurosistema. 
Básicamente, los bancos piden dinero prestado al Banco de España (a cambio de una garantía mediante los depósitos de activos llamados “eligibles”, cuya lista es decidida por Frankfurt) y el dinero así prestado es abonado en su cuenta corriente en el Banco de España.
Pero si esta cuenta desaparece –cosa que ocurriría en el caso de una independencia de Cataluña–, este esquema ya no sería posible. Esta fuente de liquidez se esfumaría por lo tanto…
Resulta que en el contexto actual, esta fuente de liquidez es esencial. Por desgracia, el mercado monetario interbancario, que antes habría supuesto una alternativo, desapareció en 2008, excepto a muy corto plazo (un día). 
Además, incluso para el muy corto plazo, los bancos catalanes tendrían dificultades en pedir prestado dinero a los bancos no catalanes debido al factor riesgo de un nuevo país de reciente creación y a razón de la gran incertidumbre política que rodearía todo el proceso de instalación del nuevo Estado independiente.
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Cataluña correría entonces el riesgo de tener un serio problema de acceso a liquidez si intentase “euroizarse”. Es a mi juicio el principal problema al cual se enfrentarían. 
Además, el establecimiento en la  España remanente de sucursales de los bancos catalanes no serviría de nada. 
Estas sucursales sólo serían eligibles para las operaciones del Eurosistema si éste reconociese la equivalencia de una supervisión bancaria catalana y de una supervisión bancaria de la zona euro. Pero no es probable que tal reconocimiento llegase a producirse.
Veamos por fin la cuestión del aprovisionamiento en billetes de euro.
¿Cómo hacen los catalanes hoy? 
Un banco comercial catalán obtiene los billetes que solicita por medio del débito en su cuenta en el Banco de España. 
Pero si esta cuenta desaparece, esta fuente de billetes, que es con diferencia la más importante a escala del país considerado en su conjunto, también desaparece.
Evidentemente, turistas que viajen a la Cataluña independiente siempre podrían pagar en líquido, pero esto estaría muy lejos de bastar para solucionar el problema. 
Se podría ver en Cataluña las mismas imágenes de cajeros cerrados, y colas de espera delante de los cajeros abiertos, que pudimos ver en Grecia y en Chipre.
Como podemos ver, la euroización pura y dura no sería del todo imposible, pero no obstante muy problemática. 
La situación así generada provocaría rápidamente un fuerte descontento en la población, agravando la incertidumbre política y después económica, en un círculo vicioso.
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7 – Un mal menor: la semi-euroización, y la verdadera solución: una moneda nacional catalana

Se puede considerar una solución intermedia, que sería una especia de semi-euroización. Ello requeriría el acuerdo de España, cosa evidentemente muy delicada… 
Y no solucionaría todas las dificultades que hemos evocado. 
En particular, el refinanciamiento gracias al Eurosistema seguiría siendo algo inaccesible mientras la soberanía del Estado catalán siguiera sin ser reconocido por la UE.
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Esta construcción sería posible porque no sólo los bancos comerciales domésticos, sino también los bancos centrales extranjeros pueden tener una cuenta en un banco central de la zona euro.
Por ejemplo, al menos dos bancos centrales extranjeros tienen (o han tenido), como tales, una cuenta en el Bundesbank, aunque ninguna de las dos estén localizadas en Alemania:
  • el muy conocido Banco Nacional Suizo (BNS)
  • y la menos conocida “Administración del patrimonio de la sede apostólica” (APSA, dicasterio de la Curia romana que el Pápa Francisco presentó en el motu propio Fidelis dispensator et prudens del 24 de febrero de 2014, como el “banco central del Vaticano, con todas las obligaciones y responsabilidades de las instituciones análogas en el mundo”).
El dinero de estas cuentas aparece en el pasivo del balance del Bundesbank con la denominación siguiente, siguiendo la nomenclatura de la BCE, «Liabilities to non-euro area residents denominated in euro», y con el código l06, mientras que las cuentas de los bancos comerciales aparecen bajo la denominación «Current accounts», con el código I02_1. 
Pero esto es un asunto sin importancia: se trata de dinero de banco central, lo cual es la cuestión crucial.
Por lo tanto, existe la posibilidad, para bancos centrales extranjeros, de tener su liquidez en euros en un banco central nacional de un Estado miembro y no directamente en el BCE (aunque es cierto que el BCE condena estas prácticas).
En principio, esta facultad permitiría la solución siguiente:
  • crear una estructura llamada “Banco central catalán”
  • abrirle una cuenta en el Banco de España como banco central extranjero
  • transferir el contenido de las cuentas corrientes de los bancos comerciales catalanes abiertas el Banco de España (incluido en I02_1) hacia esta nueva cuenta (incluida en I06).
  • como contrapartida, se abre para los bancos comerciales catalanes unas cuentas en el nuevo banco central catalán y se les adeuda el dinero que tenían en sus antiguas cuentas en el Banco de España.
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Este arreglo necesitaría el acuerdo del Banco España – lo cual representa la debilidad de esta construcción.
Pero no requeriría del acuerdo del resto del Eurosistema, lo cual es una ventaja.
Permitiría a los catalanes el poder seguir disponiendo de euros que sean realmente euros, y que puedan ser transferidos fuera del país o puedan ser convertidos en billetes.
En cambio, no permitiría solucionar el problema del refinanciamiento en euros de los bancos catalanes. 
Estos ya no podrían refinanciarse con este sistema, por medio del nuevo “Banco central catalán”, más que dentro de los límites de la cantidad de dinero que tenga este Banco central catalán en el Banco de España. 
Huelga decir que Cataluña necesitaría ser un país fuertemente exportador, y en un plazo muy breve.
La cuestión del aprovisionamiento de liquidez a Cataluña no estaría así totalmente solucionada, pero es lo mejor que se podría hacer, a partir del momento en que no podría mantenerse la ficción jurídica según la cual Cataluña post-independencia aun formaría parte de España.
En resumen, tal arreglo sería probablemente la solución menos mala para Cataluña si ésta quisiera seguir utilizando el euro. 
Pero ello requeriría del acuerdo de España, acuerdo que , en un contexto de independencia, puede ser muy difícil, véase imposible. Finalmente, dejaría subsistir la mayor parte del problema del aprovisionamiento en liquidez.
Todo esto invita a pensar que la mejor solución sería sin duda cortar por lo sano, es decir que la Cataluña independiente renuncie a estar en el euro y que instaure su propia moneda nacional catalana.
Prefiriendo la demagogia a la verdad y prometiendo de forma desconsiderada a sus electores que conservarían el euro una vez que se haya vuelto independiente, los partidos independentistas se han cerrado esta puerta, al menos a corto plazo, y por lo tanto se han puesto ellas mismas en un impasse.

8 – La delicada cuestión de la prima de salida

Queda por considerar la cuestión del reparto de las deudas entre la España remanente y  Cataluña. No hablaré aquí del reparto de la deuda de Estado, cuestión ya está evocada por la prensa ibérica, más que para decir que la opción que más se baraja es un reparto prorrateado según los PIB respectivos. 
Pero aquí también está la cuestión del reparto de las deudas de los bancos centrales en el seno del Eurosistema.
Como ya saben algunos de mis lectores, el Banco de España le debe al resto del Eurosistema, por una parte, el contra-valor de los billetes que puso en circulación (valor “neto”, es decir sin los billetes que ha retirado de la circulación), y por otra parte su deuda Target2. La suma de estos dos conceptos constituye lo que en otros artículos he llamado “prima de salida”.
Para el Banco de España, esta suma se eleva actualmente a la suma colosal de -400.000 millones de euros.
Estado actual de los saldos Target2 entre los países de la Eurozona en junio 2017. Se observa que los saldos siguen divergiendo de manera inexorable. 

Mientras que Alemana (curva color turquesa arriba) acumula deudas de los países del sur (cerca de +850.000 millones de euros), Italia (curva color verde abajo) y España (curva color rojo abajo) siguen cayendo, con saldos negativos respectivos de -450.000 millones de euros para Italia y -380.000 millones para España. 

Como la UPR no ha dejado de repetir desde hace años, esta gráfica demuestra la no viabilidad del euro a largo plazo. 

Para calcular la “prima de salida” del euro, hace falta añadir el contra-valor neto de los billetes de euro puestos en circulación menos el de los billetes retirados de la circulación.

En caso de haya una independencia de Cataluña, la España remanente podría pedir de manera legítima ser liberada de la parte catalana de esta prima de salida. Contrariamente a lo que lo pasaría con la deuda de Estado, aquí no hay necesidad alguna de hacer un reparto prorrateado del PIB.
Efectivamente, el Banco de España conserva un rastro de los billetes que ha entregado (o recuperado) a cada banco residente en la España actual. Por consiguiente puede determinar el valor neto de los billetes puestos en circulación en Cataluña.
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Por otra parte, el sistema Target conserva el rastro de las transacciones efectuadas por cada banco, de manera que, aquí también, es posible identificar las sumas transferidas desde el extranjero hacia Cataluña (o hacia la España remanente).
Por lo tanto es posible saber en un momento dado qué fracción de la prima de salida  española se debe atribuir a Cataluña.
En el caso de la semi-euroización que hemos descrito arriba, lo que convendría hacer sería determinar la suma de los billetes físicos y el de los Target el día D en que se hizo la transferencia entre los dos elementos I02_1 y I_06. 
El cálculo debería ser efectuado entre la fecha de creación del euro (04/01/1999, aunque los billetes no aparecen hasta el año 2002) y ese día D. Así se obtendría la parte catalana de la prima de salida, que llamaremos M.
Después no es necesario incrementar o disminuir día tras día la parte billetes o la parte Targets. Después del día D, los billetes serían entregados por el Banco de España por el Banco central catalán mediante el débito de su cuenta en el Banco de España. 
Sería por lo tanto esta cuenta quien conservaría el rastro de las evoluciones ulteriores. 
Igualmente, las transferencias electrónicas entrantes o salientes pasarían primero por el Banco de España, y luego, al pasar por Cataluña, incrementarían o disminuirían esta cuenta del Banco central catalán en el Banco de España. 
Aquí también, esta cuenta conservaría el rastro de las evoluciones ulteriores, y mientras esta cuenta siga siendo en euros el Banco de España no haría ninguna donación gratuita al Banco central catalán. 
De manera que cada aumento de origen catalán de la prima de salida de España serían compensada por un débito de la misma cantidad de la cuenta del Banco central catalán en el Banco de España.
Por lo tanto, siempre y cuando esta cuenta esté explícitamente protegida contra toda redenominación ulterior en una futura divisa catalana o española, bastaría con tomar en consideración únicamente la suma de dinero M, calculada entre el comienzo del euro y el día D.
Esta suma M constituiría una deuda en euros del Banco central catalán hacia el Banco de España. La primera nacería entonces desde el principio con esta deuda. 
No obstante sería reconducida día tras días, como ocurre con las deudas Target y los billetes del Banco de España hacia el Eurosistema, y sólo debería ser pagado el día en que uno u otro de los dos países adopte una divisa diferente de la del euro.
Resultado de imagen de Cataluña, la UE y el euro ¿Qué pasaría en caso de independencia?
Debido a que sólo el Banco de España estaría capacitado para hacer este cálculo, al disponer de los ficheros idóneos, no es posible para un observador cualquier conocer a cuánto asciende la suma de dinero M exacta a día de hoy. Pero imaginemos, en una primera aproximación, que esta cifra sea cercana a la cifra obtenida mediante el prorrateo de los PIB respectivos. 
Como Cataluña representa una quinta parte de la economía del país, podemos ver que el Banco central catalán nacería con una deuda de aproximadamente 80.000 millones de euros, que equivalen a los billetes que han sido que han sido entregados a Cataluña antes del día D y al dinero que los catalanes han sacado fuera de España antes de este día D.
Esto es ciertamente otra dificultad añadida para el proyecto de independencia catalana, que los dirigentes independentistas no han tenido plenamente en cuenta. Sin embargo hace falta comprender que esta deuda sigue estando presente, aunque el proceso de independencia siguiese un esquema diferente al que he descrito, como es el de la semi-euroización.
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– Conclusión: entre la independencia y la pertenencia a la UE y el euro, hay que elegir

La pretensión que tendría una Cataluña independiente de convertirse en nuevo Estado miembro de la UE es irrealista.
No podría unirse a la UE mientras la España remanente mantenga su veto, cosa cual podría durar mucho tiempo.
Mientras no sea miembro de la UE, no podrá ser miembro del Eurosistema.
A falta de crear su propia moneda y queriendo a cualquier precio mantenerse en el euro, la Cataluña independiente podría seguramente seguir utilizando euros en el día a día, pero desde la posición de un país dominado, a imitiación de los países más pobres cuya economía está “dolarizada”. 
Así, la Cataluña independiente no podría considerar más que una euroización o una semi-euroización, y en ambos casos perdería el acceso al refinanciamiento gracias al Eurosistema. Sería con toda seguridad un hándicap serio para la economía del país.
También sería algo malo para la España remanente y una cosa mala para el euro. Este último, percibido como un montaje complicado, vería su imagen degradarse aún más. 
La huida de capitales fuera del territorio abarcado por la España actual se vería sensiblemente acelerada, y los títulos de deuda españoles sufrirían dos cosas molestas para el BCE.
Finalmente, por si fuera poco, más allá del euro, es la imagen misma de Europa la que se vería afectada.
De momento, si hay referéndum, veremos probablemente a los independentistas agitar la promesa de una Cataluña independiente miembro de la UE y el euro. Pero podemos estar seguros de que no entrarán en detalles…
Lo que demuestra el estudio pormenorizado del caso catalán, es:
  • que hay una contradicción total en los independentistas catalanes: pretenden obtener la independencia de España al mismo tiempo que permanecen en la UE y el euro;
  • que hay una contradicción no menor entre los europeístas partidarios de las euro-regiones y el desmantelamiento de los Estados-naciones: persiguen en secreto el objetivo de los “Estados Unidos de Europa” pero se ven confrontados a un rompecabezas institucional que ellos mismos han creado y que ofrece a los Estados-naciones que quieren destruir la posibilidad jurídica
  • qu’il y a contradiction non moindre chez les européistes partisans des euro-régions et du démantèlement des États-nations  : ils poursuivent en catimini l’objectif des « États-Unis d’Europe » mais ils sont confrontés au casse-tête institutionnel qu’ils ont eux-mêmes créé et qui donne aux Etats-nations qu’ils veulent effacer la possibilité juridique de refuser l’admission de régions sécessionnistes ;
  • que de façon plus globale, entre l’indépendance et l’appartenance à l’UE et à l’euro, il faut choisir. C’est au fond un constat qui n’étonnera personne à l’UPR.
Vincent BROUSSEAU 
Responsable national de l’UPR pour les questions monétaires, 
la sortie de l’euro et l’adoption du franc.
Avec la contribution de François ASSELINEAU 
pour les parties 2 et 3 
et pour la relecture générale de l’ensemble.
10 août 2017
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1 comentario:

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Si nos han de robar, 
que sean otros y no los mismos de siempre

Si como votantes, no nos escuchan
como consumidores, lo harán
boicoetemos sus empresas.
Llevamos las de ganar. 

Como acabar con la ESTAFA de las ELÉCTRICAS... de una puta vez pasando de los Vendepatrias del Bipartidismo

Ante el robo continuo y escandaloso por parte de las eléctricas y sus abusos en el recibo de la luz
propongo... 
actuar todos unidos como consumidores
contratando TODOS 
o en su defecto una gran mayoría,
  otra compañia eléctrica que no sea ninguna de estas dos (ENDESA - IBERDROLA) y cambiarnos a otra cualquiera de las muchas ofertas que existen hoy en día.

De tal forma que no les quede otra a las grandes que plegarse a nuestras demandas de una tarifa más justa y mucho más barata
o atenerse a las consecuencias 
de seguir con su estafa.

En nuestra mano está que siga este robo o cortar por lo sano para que no nos sigan mangoneando

ARMAK de ODELOT

Canción del Indignado Global

(solo pá Mentes preclaras 

libres de Polvo y Cargas)

Si me han de matar que sea,
 un Trump que de frente va

  no un Obama traicionero, 

que me venga por detrás.


Éstos del bipartidismo, 

a nadie ya se la dan

Tanto monta, monta tanto,

ser sociata o liberal.


Que harto me tienen sus cuentos, 

de crisis y guerras sin más

Cuando no hay bandera que tape, 

la ansia de un criminal.


Daños colaterales son, 

inocentes masacrar

si lo hiciéramos con ellos, 

no habría ni una guerra más.


Por eso pasa que pasa, 

que nadie se alista ya

a no ser que la CIA pague,
 
como al ISIS del MOSAD


A mí, que nunca me busquen, 

ni me llamen pá luchar.

Que yo no mato por nadie. 

Yo mato por no matar.


La paz de los cementerios 

es la paz del capital

Si soy rojo es porque quiero, 

en vida, vivir en paz.


Hoy tan solo mata el hambre, 

del rico por tener más 

Con el cómplice silencio, 

de toítos los demás.


Que preferimos taparnos, 

los ojos pá no pensar

O mirar pá otro lado, 

pensando que el mal se irá.


Creer que lo que a otro pasa, 

no nos tiene que importar.

Cá palo aguante su vela, 

repetimos sin cesar.


Éste es el mantra egoísta 

que rula por la sociedad

como si lo que le pase a otro, 

no te pueda a tí pasar


Más todo, cuán boomerang vuelve, 

al sitio de donde partió

y tal vez ocupes mañana, 

el sitio que otro dejó.


Mil pobres ceban a un rico, 

otros mil le dan jornal,

y otros cuantos dan su vida 

porque todo siga igual. 


Que no me coman la oreja, 

que no me creo ya ná

de sus guerras, sus estafas, 

ni su calentamiento global


Tan solo vuestras mentiras, 

esconden una verdad

que unos pocos están arriba 

y abajo tós los demás.


Da igual que seas ateo, 

cristiano o musulmán.

Solo los elegidos, 

el paraíso verán.


Hay medios alternativos, 

amarillos muchos más.

Unos más rojos que otros. 

Los menos, de radikal.


Más todos tienen su cosa, 

y a todos hay que hojear

Que comparando se tiene 

opinión más general.


Qué de tó aprende uno. 

Nadie tiene la verdad.

Ser más papista que el Papa, 

no es garantía de ná.


Solo creo en lo que veo, 

díjome santo Tomás, 

que el que a ciegas se conduce, 

no para de tropezar.


Y al enemigo, ni agua, 

ni nunca contemporizar

No dudes, tarde o temprano, 

siempre te la jugará.


No hay que seguir a nadie 

y a todos hay que escuchar.

Si tu conciencia te guía, 

de nada te arrepentirás.


Dá gusto ver a los ricos, 

pegarse por serlo más

mientras en eso se hallen, 

quizás nos dejen en paz.


Si te crees o no sus mentiras, 

a ellos les dá igual.

Con tomarlas por veraces, 

les basta para actuar. 


Que no me cuenten más cuentos, 

que tós me los sé yo ya.

Se demoniza a cualquiera

que no se deje robar.



No basta con ser un santo, 

sino ser de"su santoral"

Como la cojan contigo, 

no te valdrá ni el rezar.


Pensamiento único llaman. 

Anteojeras pá no pensar

más que en la zanahoria. 

El palo irá por detrás.


Si no crees en lo dictado, 

anti-sistema serás

Y por mucho bien que hagas, 

te van a demonizar.


Que no me coman la oreja, 

que a mí, no me la dan.

Que me sé todos sus cuentos 

y también, cada final.


Si de cañon, quieren carne, 

pál matadero llevar

que busquen a otro tonto, 

que este tonto no va más



No se ha visto en tóa la historia, 

otra estafa sin igual.

Que la madre tóas las crisis, 

que creó el capital


Y cuando tan ricamente, 

uno estaba en su sofá

Relajado y a cubierto, 

de inclemencias y demás,


te cortan sin previo aviso

el grifo de tu maná. 


Y te dejan sin tus sueños,
 
sin trabajo y sin hogar


y pá colmo y regodeo 

de propios y extraños, van

y te dicen como aviso

que al rojo no hay que escuchar


que son peores que el lobo,

del cuento y mucho más

y que si vas y los votas

toíto te lo robarán.



Si como votantes, no nos escuchan

como consumidores lo harán.

Boicoetemos sus empresas

Llevamos las de ganar. 


Si no queda más remedio

que dejarnos de robar

que sea otro y no el de siempre

tal vez así, aprenderá


No hay pan pá tanto chorizo,

dicen, cuando lo que sobra es pan.

Lo que no hay es un par de huevos
 
pá que no nos choriceen más.


Resultado de imagen de eladio fernandez refugiados suecia

Ellos tienen de tó

los demás, cuasi-de-ná

mas ellos son cuatro mierdas

y nosotros sémos más.


La próxima revolución 

contra las corporaciones será

y si ésta no se gana 

no habrá ninguna ya más.

Quien sepa entender que entienda

lo que digo es pá mascar

despacio y con buena conciencia.

Mi tiempo no dá... pá más


Armak de Odelot


Dicen: 

No será televisada, 

la próxima revolución.

Más como nadie se fía 

de lo que se nos dice hoy en día,

pasamos los días enteros, 

tumbados en el sofá

delante la caja tonta,

 por no perder el momento
del pase de la procesión 
que tós llevamos por dentro